miércoles, 29 de octubre de 2014

Historias de Gaza: volver al pasado


Ramle
Al- Ramla
En el año 1967 tres primos palestinos, Yasser, Ghiath y Bashir -elegantemente vestidos de saco y corbata en una temperatura de 40 grados centígrados- se aventuraron a regresar a sus antiguas casas de infancia, en el pueblo de Al- Ramla, desde donde veinte años atrás habían sido violentamente expulsados por fuerzas israelíes. Cuando  Yasser toca la puerta de su antigua casa, una señora, entrada  en sus cuarenta, sale a abrirle. "–Por favor, sólo quiero ver la casa donde viví antes–" exclamó cándidamente el inesperado visitante. La sorprendida señora comienza a agitarse. “–Si no se retira de inmediato, llamaré a la policía–” le responde airadamente. El joven Yasser terminó siendo expulsado por segunda vez.

Por su parte, Ghiath es testigo, con lágrimas en sus ojos, de cómo su casa había sido convertida en un colegio. El rector del plantel amablemente los invita a una taza de té y luego a hacer un recorrido por las instalaciones. Durante el recorrido, no se dejaban de oír los constantes sollozos de un terriblemente conmovido joven palestino, para quien, el más insignificante espacio del lugar le traía un bello e inolvidable recuerdo de sus primeros años de vida.


Finalmente, a Bashir, al tocar el timbre de su antigua puerta, le sale al encuentro una mujer llamada Dalia Eshkenazi- joven judía de origen búlgaro - quien lo invita a él y sus dos primos a entrar a su casa- no antes de dudarlo por un buen rato. Dalia sabía quienes eran y que algún día vendrían -su lógica histórica se lo indicaba- y tenía claro, que si les decía en ese momento que regresaran más tarde, no los volvería a ver; en el fondo ella quería un acercamiento con los jóvenes palestinos.


lemontree La osada aventura de los tres primos palestinos y el inusual encuentro de jóvenes en bandos opuestos, hacen parte del argumento principal del libro El Árbol de Limón, The Lemon Tree en inglés, escrito por el periodista estadounidense Sandy Tolan. La obra ahonda en los intríngulis del conflicto árabe-palestino israelí y en una peculiar y difícil amistad entre Dalia y Bashir, que supera barreras político-religiosas y logra perdurar, con muchos altibajos, por más de cuatro décadas.


Más sobre el encuentro con Dalia

Después de la triste experiencia que tuvo Yasser, a quien no se le permitió el acceso a su entorno de infancia, los jóvenes palestinos no podían creer que una mujer judía los invitara con palabras amables a entrar a su casa. De hecho, se quedaron paralizados en la entrada dudando si la joven, en realidad, les había dicho que siguieran.
“–Vamos– un convencido Bashir les decía a sus dos primosella dijo que sí, que entráramos a la casa”.

Dalia estaba consciente de que no era nada aconsejable tener a tres árabes en su casa, después de haber terminado recientemente la guerra de los Seis Días entre árabes e israelíes, pero la vulnerabilidad que transmitían los jóvenes le inspiraba confianza. Ella sabia que no corría peligro. Se sentía, de alguna forma, segura.

Al tener completo acceso a la casa, Bashir parecía haber caído en trance detallando cada rincón del lugar, su antiguo hogar, y, como una cámara fotográfica, capturaba cada espacio y objeto que veía.
Tiempo después, Bashir recordaría que Dalia le dijo: “–Creo que ustedes se fueron cuando eran muy jóvenes; tal vez el mismo año que yo llegué ”.

En ese momento, cuenta Bashir, él quiso explotar y gritar: NO NOS FUIMOS, NOS FORZARON A IRNOS. Sin embargo, esa versión era la que siempre le habían dado a Dalia desde niña a su llegada a Al-Ramla: que los palestinos habían salido despavoridos, abandonando sus casas.

El encuentro continuó con un amable “–Ahora déjenme tratarlos como a mis invitados– ”, proveniente de Dalia, a lo cual, Bashir, desde sus adentros, replicó: ¿puede alguien ser un invitado en su propia casa?

El encuentro de los jóvenes terminó con los buenos propósitos de verse nuevamente en un futuro cercano. “–Cuando vengas a Ramallah –le dijo Bashir a Dalia al despedirse–, sólo menciona mi nombre, todos me conocen en el pueblo y te llevarán a mi casa”. Ambos sabían que muchas preguntas quedaban huérfanas de respuestas.


Evocando el árbol de la historia
Unos cinco años antes de nacer Bashir, su padre, Ahmad Khairi, sembró un árbol de limón que junto con el resto de su acogedora casa en vías de construcción en Al-Ramla, significaba para el clan Khairi el inicio de una vida plena en una Palestina en paz. Corrían los años treinta.

Expulsión

En el mes de julio del año 1948, un brutal y sangriento desalojo por parte de fuerzas israelíes, expulsó a toda la familia Khairi de Al-Ramla, junto al resto de la población de ese lugar. Treinta mil personas se convertirían en prisioneros y refugiados en su propia tierra.

Nuevos inquilinos

En el mes de noviembre del año 1948, Dalia Eshkenazi y sus padres vinieron a ocupar la casa de la familia Khairi, que para la época vivían en precarias condiciones como refugiados en Ramallah, una población a sólo media hora de donde habían sido desterrados.

Regreso tardío
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La casa del árbol de limón
Unos años después, completamente ciego y con los achaques de su edad, el patriarca Ahmad Khairi,  el hombre que había construido la casa de Al-Ramla con sus propias manos y sembrado el árbol de limón, fue traído a “contemplar” de nuevo su entrañable obra. “– Abrazó  las escarpadas paredes de la casa– comenta Dalia– y preguntó si el árbol de limón aún estaba en el patio trasero. Ahí lo llevamos y se detuvo silencioso delante de él. Lo acarició por un momento y lágrimas comenzaron profusamente a brotar de sus ojos y a rodar por su cara ”.


Cuenta Dalia también, que cuando el señor Khairi caía en estados depresivos y de melancolía en Ramallah, donde vivía como refugiado, él sostenía en sus manos un arrugado y seco limón que había traído de recuerdo de la casa de Al-Ramla. El envolvente aroma que aún le quedaba al generoso fruto, de alguna forma le ayudaba al agotado anciano a mitigar la insoportable y pesada nostalgia que siempre cargaba.

Reclusión y Desilusión

Después de la ocupación israelí, surgieron muchos grupos de resistencia por la recuperación del territorio palestino. Bashir Khairi se involucró en uno de esos movimientos y resultó implicado en un atentado con bomba a un supermercado en Jerusalén. Bashir terminó preso y condenado a pagar una pena de 15 años iniciando su reclusión en la cárcel de Ramallah. El inesperado hecho desilusionó enormemente a Dalia y su amistad  con  Bashir se deterioró por un buen tiempo.


Diálogos de paz
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Dalia y Bashir
Con muchos sentimientos encontrados, Dalia heredó la casa del árbol de limón cuando sus  padres fallecieron y tenía ella que decidir lo que se haría con el inmueble.
“–¿Qué crees tú, Bashir, se debería a hacer con la casa? – le consultó Dalia– tal vez venderla y que tu familia reciba el dinero.”
“– No, venderla, no– replicó Bashir de inmediato–, nuestro patrimonio no está para la venta. Quisiera que esta casa le diera felicidad a los niños árabes de Al- Ramla, la felicidad que yo no pude disfrutar. Quiero darles a ellos lo que yo perdí.”  

La casa del árbol de limón se convertiría en una institución  pre-escolar  para los niños árabes de Israel. Dalia y su esposo tenían también otras ideas, pero este era un buen comienzo.
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Hoy en día la casa del árbol de limón es un emblemático recinto llamado La Casa Abierta, que promueve y estimula la coexistencia israelí-palestina a través de un sinnúmero de  actividades y eventos.


Por décadas el árbol de limón vivió en los corazones de familias de bandos opuestos hasta  fenecer en el año 1998. Luego fue reemplazado por uno nuevo sembrado por las manos de árabes e israelíes, quienes tienen ahora una nueva oportunidad para hacer un buen ejercicio de paz y  entendimiento.



Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi, octubre de 2014
Ver el resto de mis blogs en este enlace:
http://blogs.eltiempo.com/un-colombiano-en-emiratos-arabes-unidos/


Referencias
 Tolan, S. The Lemon Tree. Black Swan.



 FOTOS
Portada del libro: forthesomedaybook.wordpress.com
Ciudad de Al-ramla: en.wikipedia.org
Dalia y Bashir:  www.arabvoicesspeak.com
Frente de la casa: http://www.friendsofopenhouse.co.il/story-of-the-house/

martes, 14 de octubre de 2014

Joyas de deslumbrante altura (2)


El panorama  arquitectónico en ciudades como Dubái y Abu Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos, presenta un tipo de construcción muy peculiar y distintivo que difícilmente pasa desapercibido. Para esta segunda entrega de joyas de deslumbrante altura, les  traigo tres obras adicionales que, en mi concepto, reúnen los requisitos suficientes para ser llamadas inusuales y extraordinarias.  

El edificio tornado 
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Un tornado detenido
La recientemente construida torre Cayan en Dubái tiene el título del edificio serpenteante  más alto del mundo, que se quiebra 90  grados completos  desde su base hasta su cúspide. En realidad la intención original de su forma es una alegoría a la estructura del ADN humano, pero -para la gente- parece  identificarse más con la representación de un tornado, cuya superficie curva ofrece una gran variedad de vistas para quienes viven en sus lujosos apartamentos. Esta muy especial característica  es uno de los más interesantes atractivos que los creadores tuvieron en cuenta para llamar la atención de potenciales compradores. Un tornado que la osada arquitectura congela en el inusual paisaje urbano de una singular ciudad como Dubái.


Por dar la sensación de estar en movimiento, no recomendaría esta vista a personas que sufran de mareo o vértigo. La torre tiene una altura de 306 metros a lo largo de sus 75 pisos, que albergan 495 apartamentos de lujo. Su construcción tuvo un  costo  de 275 millones de dólares Americanos y se inauguró el 10 de junio del año 2013.  


Calle con aire acondicionado

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A paso rápido y a paso reposado
Las autoridades de transporte del emirato de  Dubái  inauguraron hace dos años un pasaje peatonal techado y debidamente climatizado, que conecta a la estación Burj Khalifa del metro, con el  Dubai Mall. La monumental obra, que tuvo un costo de 32 millones de dólares americanos, tiene una extensión de 820 metros de largo  y   atravesarlo toma aproximadamente unos 12 minutos.

Se podría decir con propiedad que este pasaje es una “calle elevada” con aire acondicionado, ya que el peatón camina plácidamente sobre arterias, avenidas y hasta luces de tránsito. Si quisiera acelerar su paso, el transeúnte  tiene la opción de usar unas rampas rodantes, que tienen una longitud de entre  70 a 120 metros y una anchura de 1.4 metros.


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Disfrutando el entorno
En su camino al centro comercial, el peatón pude disfrutar   la vista del centro de Dubái incluyendo el Burj Khalifa, considerado el edificio más alto del mundo con  163 pisos y 830 metros de altura. Este agradable recorrido está enmarcado por el bello toque de la arquitectura árabe representada por el omnipresente estilo Mashrabiya. Esta conexión del  metro de Dubái podría llegar a mover más de 13.500  personas por hora y por este largo pasillo se estima que circulan aproximadamente unos 30 mil visitantes al día. Además de la inmensa comodidad  para residentes y turistas, esta nueva obra contribuye significativamente en la reducción del tráfico vehicular y  las emisiones de C02. (Ver video aquí del pasaje peatonal)

La torre de Liwa
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El mundo desde un gran florero
“¿Qué es?”, fue la pregunta que le oí una vez hacer a una turista australiana, al ver por primera vez la torre de Liwa. De hecho, esta es la pregunta que la mayoría de personas se hacen, al ver lo que, para algunos es una interesante obra, que rompe los patrones convencionales de construcción, y para otros un patito feo de la arquitectura moderna.Como acertadamente lo sentenció un sabio pensador: la belleza está en el ojo de quien la contempla. Retrocediendo en el tiempo, a mi personal y gratamente, este singular edificio me trae a la memoria el exterior de las construcciones que veía cuando niño en la serie de Los Picapiedras, ¿se acuerdan? 


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Los inolvidables Picapiedras
Yo soy de los que ven a la torre de Liwa con ojos  de sorpresa y añoranza, cada  vez que paso por su frente. La torre de Liwa, cuya fachada semeja un gigantesco florero, se terminó de construir este año 2014 y ocupa un área de 20.604 metros cuadrados, que se utiliza para oficinas y se encuentra en las afueras de la ciudad de Abu Dhabi 

El mágico y sorprendente Medio Oriente genera todo tipo de singularidades, experiencias y sentimientos, incluyendo el recuerdo de los graciosos Picapiedras y el sonoro e inolvidable Yaba-daba-doo.



Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi octubre de 2014
Fuentes
http://www.khaleejtimes.com/kt-article-display-1.asp?xfile=data/nationgeneral/2012/December/nationgeneral_December433.xml&section=nationgeneral
Fotos
Gulf news
Video

lunes, 6 de octubre de 2014

El largo vuelo de un halcón

Cuenta una historia que, en cierta ocasión, a un poderoso jeque en el Medio Oriente lo despertaron con la  noticia de que su halcón más preciado había desaparecido. Alado Dorado, como llamaba el gran jeque a su halcón, hacía parte de la más fina estirpe de su especie –la Shaheen– y su valor comercial era incalculable.

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A decir verdad, esta distinguida ave no tenía una estimación en dinero, pero sí un  valor sentimental para el jeque y su clan familiar. 

Al día siguiente de la pérdida, el pueblo fue despertado por un comunicado de la Familia Real, en donde se ofrecía una recompensa por quien encontrara a Alado Dorado.
* * *

En un azaroso vuelo, Alado Dorado fue a parar en la ventana del baño de Francesca Toccaccio, una menuda dama Ítalo-argentina, recién llegada al Medio Oriente. La llegada del «bello pajarraco» –como inicialmente lo llamó fue, para ella, un signo de buena suerte. Alado Dorado experimentaba ahora nuevos aires, en un hogar que lo acogería.

La diminuta figura de Francesca Toccaccio contrastaba  con las  comilonas que organizaba en su casa, y por las cuales ya comenzaba a adquirir fama en el  Medio Oriente.

La llegada de Totti, como finalmente terminó llamando Francesca a Alado Dorado, era motivo suficiente para organizar una fiesta con el derroche de la variada comida italiana, que tanto le encantaba preparar a la signora Francesca. Hoy era el gran debut en sociedad de Alado Dorado ante la bulliciosa colonia italiana, en este rincón del Medio Oriente.

«Quiero ahora –inició Francesca su introducción– presentarles el motivo de nuestra celebración».

Entra al baño y sale sosteniendo a Alado Dorado sobre un bate de cricket, que sus antiguos vecinos paquistaníes habían dejado, y que ella improvisaba hoy como estaca.

«Les presento a Totti, mi bello  pájaro y nuevo  miembro de la familia».
Exclamaciones  retumbaron en el gran recinto, alabando la belleza del gran halcón. La potente aura de su majestuosidad envolvió a los contertulios, hasta el punto de enmudecerlos por unos buenos segundos.

«Me llegó literalmente como caído del cielo –continuó Francesca–, y es por eso que veo a Totti  como una buena señal. De hecho, desde su llegada, mis cosas marchan mejor».

Con todo dispuesto sobre una decorada mesa –en un ensordecedor bullicio– Totti fue colocado en el centro, en todo el frente a Francesca. Todos los comensales se desvivían por darle a probar al ave toda la abundante comida, preparada especialmente para él.

Este era, entonces, el nuevo mundo donde el gran halcón dorado parecía acomodarse bien. De un palacio real lleno de solemnidad, pasaba a uno gastronómico cargado de carbohidratos y de una desabrochada atmósfera activada por su nueva familia italiana. Para un gran Shaheen, este había sido un largo vuelo.

* * *
Ali Mustafá Sidky era un cazafortunas, para quien el rumor representaba el principal insumo de sus turbias actividades. A la fama de los banquetes de Francesca Toccaccio, se le unía ahora la popularidad de tener siempre como invitado a una majestuosa ave. De esta segunda fama, el embaucador ya estaba al tanto, y dispuesto a capitalizarla, para obtener la recompensa que el gran jeque ofrecía por su caro Alado Dorado.

Semanas después de la fiesta en honor a Totti, en una fresca mañana de noviembre, era Ali Mustafá Sidky quien tocaba la puerta de Francesca Toccaccio.

Después de los preámbulos sociales de presentación y en el  momento de ver al ave, Ali  Mustafá rompió en  llanto:

Mi amado hijo Samir –inició Ali su historia, con sus manos sobre su rostro– llora desconsolado la pérdida de su halcón, que lo acompañaba desde la cuna. Nacieron  juntos –Ali deja salir un sollozo y haría usted señora Frandisca –¡Francesca! le corrigió de inmediato la dueña de casa– perdón, señora Francesca –continuó el "afligido"–,  haría usted hoy a un niño feliz, y de paso una obra de caridad por toda una familia, al devolverme esta amada ave, sin la cual no podemos vivir.

–Me conmueve su historia señor Alile respondió Francesca en un tono compasivo– más cuando se trata de un niño. Lo siento. Siempre pensé que esta era un ave silvestre, y la tomé como un regalo que me daba el desierto. Debo decir que me había encariñado mucho con Totti , así decidí yo llamarlo, pero ahora veo que esta bella ave tiene que volver a su verdadero hogar. 

–Soy una mujer de ley y orden y por lo tanto, para entregarle el halcón, solo pido que se cumplan dos condiciones: que la entrega se haga ante un veterinario y un policía.

Mi querida señora, las autoridades en el Medio Oriente hacen engorroso este tipo de procedimiento – dijo el "acongojado" Ali–. Por que no más bien…

–Ya le dije señor Ali le interrumpió Francesca–. Requiero de un policía y un veterinario. Usted trae el veterinario y yo traigo el policía.

Después de esta visita, Francesca no volvió a saber más de Ali Mustafá Sidky, ni de sus pretensiones por Alado Dorado. Muy seguramente por la urticaria que al timador le causaba todo lo que supiera a autoridad. Ante el fracaso de su artimaña, Ali Mustafá Sidky decidió reportar la localización del ave a la guardia real del gran jeque. Buscaba que por lo menos se le reconociera algún porcentaje –así fuese mínimo– de la jugosísima recompensa.

«Toda la recompensa se le entregará solo a la persona que tenga al halcón», fue la tajante respuesta que obtuvo el oportunista, de quienes manejaban los asuntos del gran jeque.

* * *

Esta vez, quien llamaba a la puerta de Francesca Toccaccio era el gran jeque, acompañado de todo su séquito. Al tanto de la exigencia de la señora Francesca y a pesar de lo innecesario de la misma, (un jeque no necesita certificar nada) la comitiva la conformaban cinco veterinarios y un piquete de policías. Adicionalmente traían ellos un baúl con todos los títulos nobiliarios de Alado Dorado, y una certificación, que señalaba al gran jeque como único dueño del ave.
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«Su presencia honra mi modesta casa, su alteza –inició Francesca unas cortas palabras  de bienvenida–. Y a esta sí le puedo llamar una visita real».

Además del baúl, y al chasquido de los dedos del gran jeque, tres corpulentos hombres introdujeron en el gran salón de banquetes, otro aún más grande. El inmenso baúl contenía la  recompensa. Al abrirlo, de lo rebosada que estaba el arca, gruesos fajos de billete comenzaron a caer sobre el suelo.

«Hago acreedora de la recompensa, a la señora Francesca Toccaccio hoy 20 de noviembre –anunció solemnemente el gran jeque–. Le expreso a la señora Toccaccio, en nombre mío y de mi pueblo, un enorme agradecimiento por cuidar de nuestro más preciado  halcón. Decreto que además de esta recompensa, se le otorgue a la señora Toccaccio, como bonificación, una tercera parte de la misma por preservar un halcón, para nosotros, un símbolo  de nuestro patrimonio cultural».

«Agradezco, su alteza –inició Francesca su intervención, con su voz a punto de quebrarse–  su inmensa generosidad, pero no voy a aceptar su desprendido gesto, y perdone mi franqueza»

«Su bello y preciado halcón –prosiguió– se convirtió para mí y mis allegados en un entrañable amigo que alegró nuestros corazones. Al aceptar su recompensa, su alteza, siento que estoy vendiendo a mi mejor amigo, y las recompensas se hicieron para que uno sea feliz, y no miserable».

Solo hubo silencio al final de la  intervención de una conmovida Francesca. El gran jeque asintió con su cabeza, más de una vez, en señal de comprensión.

Al viejo bate de cricket, donde Totti se mantenía, lo reemplazó una estaca de oro sobre la cual se le vio salir, con una capucha tapando sus ojos. Después de  la partida de Totti, se  dice que Francesca Toccaccio cayó en un estado de melancolía, que no encontraba consuelo.

Alado Dorado regresó a su mundo de gran atleta de los cielos y vedette de las pasarelas de belleza en el Medio Oriente. Era su mundo real, de jeques, príncipes y princesas.

«Su  mirada  es triste y distante», comentó su cuidador, al verlo de nuevo.

El estado de melancolía de Alado Dorado sí lo tenía claro el gran jeque, desde el mismo día en que fue a buscarlo  a la casa de Francesca. Recuerda que antes de colocarle la capucha sobre sus ojos, recibió de su más preciado halcón, la mirada más triste que él haya  experimentado en su vida. Esperanzado, el jeque pensó en ese momento que el regreso a casa desterraría la melancolía que su halcón cargaba. No resultó así.

«Debo decir, con mucha tristeza, que Alado Dorado ya no nos pertenece, y de mantenerlo en nuestro palacio, se nos morirá de melancolía».

Alado Dorado fue llevado a lo alto de una montaña y dejado en libertad una fría mañana de un 29 de diciembre. Su vuelo era relajado en dirección hacia el norte, y se mantuvo así  por un buen tiempo. Parecía tener claro su destino.

* * *
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Cuando un amigo se va

En una mañana de enero, el ruido de un incesante aleteo, disparó a Francesca Toccaccio de su cama para llevarla al baño auxiliar, donde no podía creer lo que veía:

«¡Totti , Totti, …. il mio bellissimo uccello, benvenuto, benvenuto, exclamó  Francesca en un incontrolable regocijo, que levantó a todo el vecindario.

Esta vez, el aterrizaje de Totti sobre la ventana había sido perfecto.

Con el retorno de Totti, volvió la alegría a toda la cofradía italiana, que tanto había extrañado a esta majestuosa ave.

Muchos concluyeron que Alado Dorado era un ser humano que volaba sobre los ojos y las alas de un halcón, creencia esta que tomaba forma perfecta en el gran Shaheen de nuestro relato.

Los últimos días del año, en las zonas cercanas a la leyenda, se puede ver a un ave surcar un estrellado cielo llevando sobre sus alas el halo de una diminuta figura. Afirman los lugareños que es una escena que llena de sosiego a aquellos que han tenido la fortuna de contemplarla. Un ser humano y un ave crearon un vínculo y un vuelo que se extendió hasta los confines de la inmortalidad.

Esta  historia sucedió en los años sesenta, en el Medio Oriente, y de ella puede dar fe el gran jeque, quien la contó a un grupo de beduinos en una noche de shisha *  y cítaras, en algún lugar del desierto emiratí.
*Shisha: pipa árabe


FIN
Marcelino Torrecilla N (matorrecc@gmail.com)
Abu Dhabi septiembre de 2014
Publicada nuevamente (por pura nostalgia) mayo de 2017
Los invito cordialmente a leer el resto mis blogs en este enlace
http://blogs.eltiempo.com/un-colombiano-en-emiratos-arabes-unidos/
Fotos
Adorado: www.greenprophet.com
Alcón en la montaña: bekkieslife.blogspot.com